Con información de Motherboard Vice.
La antimateria puede viajar miles de años luz a la Tierra, descubrieron los científicos del Gran Colisionador de Hadrones, abriendo una vía para detectar materia oscura.
Los científicos han descubierto que los componentes de la antimateria, que es una versión bizarro de la materia regular que experimentamos en nuestra vida diaria, pueden viajar miles de años luz a través de la Vía Láctea, informa un nuevo estudio.
El descubrimiento podría arrojar luz sobre la naturaleza de la materia oscura, una sustancia no identificada que sigue siendo uno de los mayores misterios sin resolver del universo.
Las estrellas y los planetas están formados por la misma materia familiar que encontramos en nuestra vida cotidiana, pero existen sustancias mucho más exóticas en nuestro cosmos.
La antimateria, una sustancia que está hecha de partículas con la carga opuesta de la materia regular, es mucho menos abundante que la materia “normal” con la que interactuamos, pero puede generarse y estudiarse en laboratorios.
El misterio de la materia oscura
La materia oscura, sin embargo, sigue siendo un gran signo de interrogación en nuestros modelos de realidad. A diferencia de la antimateria, esta sustancia es extremadamente abundante en el cosmos, lo que significa que se puede observar su influencia gravitacional en otros objetos.
Sin embargo, la materia oscura nunca se ha observado directamente, lo que provocó una serie de técnicas inventivas para tratar de atrapar una detección que finalmente podría desentrañar este importante enigma. El sondeo de la antimateria puede ofrecer un camino a seguir.
Un posible método para buscar materia oscura es capturar “anfinúcleos”, que son las versiones de antimateria de los núcleos que se encuentran en los átomos normales.
Los antinúcleos podrían generarse por interacciones entre partículas de materia oscura, distinguiéndolas como una ventana potencial a la pregunta de larga data de la naturaleza de este material esquivo.
Sin embargo, la mayoría de los anfinúcleos se forjan en la densa región desordenada cerca del centro de nuestra galaxia, a decenas de miles de años luz de distancia de la Tierra, por lo que no está claro cuántos de estos mensajeros pueden alcanzarnos a través de esa vasta distancia.
Ahora, los científicos han utilizado el detector ALICE en el Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más grande de la Tierra, para estimar la “transparencia” de nuestra galaxia a los anfinúcleos de helio, una medida que permite estimar qué tan lejos pueden viajar estas partículas antes de que se encuentren con materia regular y desaparezcan.
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